Los Caminantes por la Paz concluyen recorrido en SD



Por Rafael P. Rodríguez

Tras un recorrido épico por las planicies y las lomas de la geografía nacional, habiendo experimentado lo excelso y lo inesperado, lo que hace reír y lo que conmueve, los Caminantes por la Paz regresan hoy al kilómetro cero de la Capital, donde se encuentra el Altar de la Patria.

Su misión ha sido la de llevar un mensaje por la paz mundial, un medio ambiente sano y la unidad de la familia dominicana hoy seriamente estremecida por mas de un factor de desasosiego y de riesgos ciertos.

No fueron ignorados por la naturaleza, por la gente, por los caminos pedregosos y las oscuras noches del tiempo.

Los persiguió el aguacero, la inclemencia de soles desaforados, el cansancio ocasional y la posibilidad cierta de regresar sanos y salvos.

Han sido 33 días y mil kilómetros bien aprovechados de lucha permanente contra lo que te llama a dejar una jornada que desconcierta a unos y entusiasma a otros, que te compromete en la solidaridad de la gente y te empuja a una meta que es la del pueblo dominicano: la de recuperar la paz y la convivencia amenazadas por oscuras tormentas de desasosiego.

Rafael Guillén Beltré se echó sobre los hombros este compromiso en cuyo desarrollo por la vía pública encontró junto a sus muchachos, jóvenes como çel y aun más jóvenes, algunas expresiones de adhesión y otras que no pudieron sembrar el desaliento, horas de intensas subidas y ejemplos de riqueza humana en cada pueblo.

Le acompañan en la travesía de mil kilómetros los jóvenes Francisco Antonio Nolasco Pichardo, Angel Rodríguez, Ramón Salas, Julio Peguero y Leidy Jiménez.

La ceremonia de recibimiento, organizada por la Secretaría de la Juventud, es a las 5:00 de la tarde en el Parque Independencia.

Guillén dice que pudo descubrir, por ejemplo, no solo que los pueblos mas pequeños conservan grandes reservas espirituales y energías espontáneas, sino que mientras más pequeños estos pueblos mças grandes es el corazón que impulsa su aliento extraordinario.

Sobrevivir en ellos con tan enormes limitaciones materiales es un acto de heroísmo que nadie talvez podrá descubrir si no lo experimenta en el alma, como ha sucedido.

Las anécdotas son en este caso cuestión forzosa: en otras caminatas de años recientes como la de Haití, golpearon a uno de los caminantes, amenazaron al grupo y en algún momento sintieron que iban a ser eliminados hasta que los rodeó un grupo armado que vino a protegerlos, porque se les había anunciado que estaban bajo la amenaza de eliminación por grupos paramilitares.

En el mismo Haití, hubo un momento de enorme tensión emocional por el sentimiento histórico que aun provoca la matanza de 1937, ordenada por Rafael L. Trujillo.

Guillen narra que en medio de la memoria atroz de la tragedia, en un templo lleno de haitianos, el grupo de caminantes pidió perdón tres veces por este horrible hecho de sangre. Los haitianos lloraron.

En la caminata de Venezuela, los caminantes se sentaron a descansar frente a un colmado cuyo propietario, al observarlos cuidados por la Policía, entendió, sin la menor duda, de que iban presos, y les rogó a los agentes que se llevaran inmediatamente a esos reos de su negocio, que no los quería ver el lugar.

El del sábado fue otro día de alta emotividad con la presencia del senador de la dignidad, Wilton Guerrero, cuyas lágrimas, por el aprecio sincero que le mostró su pueblo se unieron a las de los caminantes que oraron para que este hombre valiente y comprometido con la causa de la decencia dominicana, a no sea un nuevo mártir.

El día 19 de este mes habrá una gran marcha en Baní en solidaridad con el congresista, por la paz y el regreso de la armonía al pueblo dominicano.

Imponerse mil kilómetros de una misión que en el fondo es abstracta y en la forma los proyecta desafiando sus propios presupuestos físicos y psicológicos tiene sentido en un mundo convulso que se resiente de una crisis que no tiene nada de simbólica.

Pasaron por todas las aromas que pueden sentirse en la distancia desde el de una rosa llena de prodigios hasta la execración de los animales muertos.

Quien puede soportar esa pestilencia puede cantar victoria sobre cualquier cosa que le suceda en el mundo.

Crearon un precedente en la mujer al llevar a Leidy Jiménez, la primera que hace este recorrido de mil kilómetros a pie. Parece cuestión de prodigio y lo es: no tuvo que tomar en cuneta el nacimiento de una sola ampolla cuando los hombres las cosecharon con esmero.

Siempre los perros aparecieron en más de un episodio ya como críticos del grupo desde una cerca que les sirvió de prisión a los canes que ardorosamente, o como hambrientos callejeros que recibieron de vez en cuando su ración de suculentos huesos.



elnacional.com.do